Un poco de libros, cine y lengua



Era un lunes. La profesora de lengua nos había mandado un trabajo sobre la biografía de un personaje. A mí me gustan los trabajos en los que hay que buscar información sobre personas en las que tu estés interesado, pero en este caso la profesora fue la que nos dijo el personaje sobre el cual íbamos a trabajar. Me tocó Esperanza Aguirre. Me deprimió. No tenia ganas de hacer un trabajo de un político, política en este caso y menos actual que todo el mundo conoce.

Bueno, qué le vamos hacer, así que me puse a hacer con pocas ganas el trabajo después de estudiar.

Me enteré de cosas interesantes como los errores que cometió al ser presidenta de Madrid y que su marido era de la nobleza ( algo que no me sorprendía ).
Terminé de escribir a las siete, cuando mi madre me recordó que nos teníamos que ir.

Mi hermana Clara me pregunto " ¿ A dónde vais mamá y tú? ". " A la conferencia de Elvira Lindo" le contesté. A esto dijo " aaaah..." Seguramente no sepa quién es, pensé. Así que le expliqué quién era.
La conferencia empezaba a la ocho de la tarde y llegamos a las siete y media. Por tanto, decidí dar una vuelta por la biblioteca, ya que nunca había estado en ella.
Me encanta perderme entre los libros. Estuve con los autores narrativos, poéticos, políticos, filósofos, historiadores... Hasta que me paré, cogí un libro que me llamaba la atención: " El fuego infinito" de Andrés Ruiz López. Me senté y empecé a leer el libro. No llevaba ni la tercera pagina. Miré por la ventana.
Me vino una imagen a la mente. Era yo de pequeña en ese mismo lugar y en ese mismo sitio. Estábamos mi padre y yo. Recordaba que me estaba enseñando la biblioteca y me puse a mirar el paisaje de esa ventana. No tenía nada especial, sólo había plantas y árboles, pero a mí me encanta.
Miré el reloj: eran las nueve menos cuarto. Decidí bajar para sentarme junto a mi madre. Estábamos esperando a Amelia, una amiga de mi madre.
La conferencia estaba a punto de comenzar. Delante mía se puso ni más ni menos que Rodriguez Almodovar. Fue él uno de los primeros que empecé a leer y tengo buenos recuerdos de sus historias. Recuerdo que no paraba de leer " El medio pollito y el medio real" cada noche. Además me encantaba representar " El gallo Kirico" con las marionetas. Le dí una patada sin querer.
Elvira Lindo estaba preparada y los demás también, con ganas de escucharla. Nos reímos con ella sobre las cosas de su padre, muchos (excepto yo que tenía que imaginarlo) pensaron en la época de los 80. Nos conmocionó, nos sorprendió y por supuesto nos emocionó.
Pero la persona que más nos emocionó, al menos a mí, fue Carmen Ruíz. Nos leyó un capítulo del libro. Lo hizo de maravilla, cambiando el tono de voz y transmitió mucha emoción. Tanto que a mí se me saltaron algunas lágrimas.


Comentarios

  1. Si Juan Ramón Jiménez se permitía el lujo de tener faltas por qué no se lo va a poder permitir tu hija? Pepa no seas tan exigente!!! A mí me ha encantado porque transmite mucha emoción y eso es fabuloso.

    Un abrazo a las dos (madre e hija), Montse

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