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Mostrando entradas de octubre, 2019

Gracias por existir

Este mundo consumistas exprime a las personas hasta la última gota y está manejado por unos pocos. Para este grupo pequeño de personas, las demás sólo seremos una entre las 75000 millones o un número más de quién beneficiarse, abusando así, de los derechos humanos, cargándose el planeta y manipularnos. Mientras, el resto , de forma pasiva, nos dejamos llevar por ellas. Con todas las cosas que hacemos mal por qué deberíamos estar agradecidas. Mientras paseo por el centro de la ciudad sin prisas y contemplando a las personas andar, hablar o entrar en las tiendas de las calles principales, me doy cuenta de lo que importa los pequeños detalles que pueden ser insignificantes para unos y pueden dar la vida a otras. Para aquellas personas que se dedican a cuidar y proteger a otras personas, para aquellas personas que luchan por el planeta, por los pequeños pueblos y por los pequeños comercios. Por todas ellas y por muchas que juntas forman una montaña de arenas, gracias por existir.

Noche de druidas

Una noche estrellada de luna llena, estaba todo el mundo reunido en los dólmenes, para ver el eclipse solar, un acontecimiento que solo ocurría cada 100 años y era el momento en que todos los dioses descendían del cielo. Esa noche el druida de la aldea tendría que hacer una ceremonia especial con sus pócimas, sus elementos religiosos y el lugar tenía que estar debidamente en su posición, ya que la ceremonia ayudaba a comunicarse con los dioses. Todo el mundo se implicaba en los preparativos: mayores y pequeños se encargaban del decorado; los hombres de elegir la mejor pieza de la caza de ese mismo día y decidir el animal que iban a sacrificar para los dioses y las mujeres hacían las comidas y las infusiones que solían tener tratamientos curativos. Además, se pintaban en el cuerpo dibujos tribales que representaban su tribu y estatus social. Los preparativos se terminaron con la puesta del sol. La gente se sentó dentro de los dólmenes haciendo un círculo,