Noche de druidas

Una noche estrellada de luna llena, estaba todo el mundo reunido en los dólmenes, para ver
el eclipse solar, un acontecimiento que solo ocurría cada 100 años y era el momento en que
todos los dioses descendían del cielo.

Esa noche el druida de la aldea tendría que hacer una ceremonia especial con sus pócimas, sus
elementos religiosos y el lugar tenía que estar debidamente en su posición, ya que la
ceremonia ayudaba a comunicarse con los dioses.

Todo el mundo se implicaba en los preparativos: mayores y pequeños se encargaban del
decorado; los hombres de elegir la mejor pieza de la caza de ese mismo día y decidir el
animal que iban a sacrificar para los dioses y las mujeres hacían las comidas y las
infusiones que solían tener tratamientos curativos.
Además, se pintaban en el cuerpo dibujos tribales que representaban su tribu y estatus social.

Los preparativos se terminaron con la puesta del sol. La gente se sentó dentro de los
dólmenes haciendo un círculo, en el cual el druida se situaba en el centro hablando en el
idioma de los dioses y esperando sus señales.

El eclipse estaba empezando y como era de esperar, el primero en aparecer fue el dios
Viento con una brisa veraniega y se encargó de avisar al resto de que la ceremonia estaba
a punto de empezar.

El Viento atravesó el bosque moviendo las hojas de los árboles y despertando a la Madre
Tierra. Ella hizo que los animales ocultos salieran de sus madrigueras, las lechuzas batían
sus alas y los lobos aullaban a su madre luna.

El Viento continuó su trayectoria hasta el río, dónde agitó las aguas y alteró la vida acuática,
despertando así al Dios Vida que provocó inundaciones.

Siguiendo su camino hasta los dólmenes y sin querer, apagó parte del fuego, haciendo
enfurecer al Dios Fuego.

Estaban casi todos reunidos, solo faltaba la Diosa Luna que despertó cuando por fin
escuchó a sus hijos lobos.
El último en presentarse fue el Dios Sol, que solo bajó cuando ocupó a Luna.

Una vez que estaban todos sentados en su dolmen correspondiente se pusieron al día
hasta que el druida se levantó e inició el sacrificio. Bebió la sangre del animal y una infusión
mágica, que le provocaron hablar en un lenguaje desconocido y hacer con el cuerpo
movimientos imposibles.

La gente no podía moverse por la forma en la que el druida hacía los movimientos. Hasta
algunos de los más pequeños empezaron a llorar del miedo.
Los dioses, uno a uno, invadían el cuerpo del druida y expresaban su alegría o furia de cómo le
habían tratado la tribu.

Una vez terminado la comunicación con los dioses, se llevó a cabo la entrega de las
ofrendas a cada dios y empezó el banquete mirando el eclipse que hacían Luna y Sol.

Una vez terminado el eclipse, el fuego se apagó, la luna se ocultó, el viento paró, el agua
volví a su tranquilidad y los animales volvieron a su madriguera.
La gente recogió todo y se retiró a descansar después de un evento tan emocionante y
agotador.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Luchadora

Feliz Cumpleaños, Vero y Juan

Reseña de Trainspotting